Desolación

sábado, 31 de marzo de 2007

Su mirada penetraba hasta la última fibra de su alma, la estudiaba y asentía, pero se negaba al sentimiento que lo invadía.
Hay cosas que nacieron para ser y otras que simplemente se perdieron en el infinito,es así como aquel amor que ella le profesaba no debía ser correspondido, el destino había decidido otra cosa y su corazón debía resistir la perdida de ese amor, la humillación de no ser amada, sólo eso le enseñaría a ser más fuerte. Ella tenía marcada la estrella de la grandeza, pero para conseguirla debería resistir varias pruebas, haciéndose cada día más invulnerable al sentir, al dejarse llevar, debería aprender a racionalizar hasta tal extremo que todos sus movimientos estuvieran previamente analizados para ser perfectos.
Él buscaba dentro de sí el motivo para negarlo, pero ninguna respuesta era lo suficientemente lógica, sólo sentía que era lo correcto, que, por alguna mística razón, ella no debía estar con él... que quizás algún día llegaría su momento, pero no lo era, aún habían muchas vallas que superar, muchos pasos que caminar,mucho que crecer para poder estar juntos...
Tal vez el amor y la pasión era demasiado grande en ellos como para poder unirla, la fusión de sus almas y cuerpos llevaría a un colapso de energía divina que no permitiría a ningún otro ser en la historia amar así, pero el hombre necesita amar, así como necesita creer en algo, es por esto que estos amantes nunca llegarían a serlo.... el mundo contra ellos, contra ese corazón de niña, contra ese turbio corazón de hombre, contra esa pasión acalorada y ese amor frágil, inherente al alma misma... con el destino, el momento, la energía y el favor en contra... se amarían en silencio, sin decirlo, en un pacto mutuo inconfesable e imprevisto... desde la lejanía, siempre como dos extraños, siempre como la unión perfecta entre lo femenino y masculino.

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