Nota 5

sábado, 5 de marzo de 2011

Cierro los ojos y siento aquel agujero. El mismo agujero que he sentido tantas veces que ya lo he llegado a olvidar. Un agujero sin fondo donde sólo me toparé con la NADA. Y es a ese oscuro silencio, a esas lágrimas insaboras, a esas palabras sin bullicio que le sigue aquel negro profundo que no me dice nada porque no proyecta en él la luz del sol.
La mente, como siempre, es un nido de alambres de los cuales olvidé su origen. No hay fuerza que los pueda desenredar. Ninguna al menos que me pueda socorrer.

Nuevamente siento el peso del cosmo en mis hombros... y me ahogo.

L.E

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