Luces que escapan como rayos de la discordia.
Sueños rotos en la acera de un día caluroso.
Sangre vertida en un vaso negro y puntiagudo.
Tres golpes sobre la superficie de piel pálida.
Un eco le hace abrir los ojos y ver la destrucción de sí misma.
Se siente libre. Ya nada la amarra.
Nunca más volvió a soñar.
Y el mundo se volcó en un cuarto de espejos: sin imágenes, sin formas, sin sombras.

L.E

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