31.08

martes, 31 de agosto de 2010

Es como si se hubiese hundido más que nunca en mi cuerpo, clamando por aire, por sol, por un poco de luz. Ya no recuerda su palpitar normal y sólo lanza agónicos gritos rogando por aquello que alguna vez fue, y que ahora se ha perdido.

Pero pronto un rayo de luz (un mísero rayo acompañado de una sonrisa nueva) lo hará descubrir que es más rojo de lo que creía. Que cuando se cree que todo está perdido, se descubre que no lo está. Que la vida sigue, porque cuando uno está nacido para ser grande no se puede dejar caer.

Ahora todo duele. Respirar duele. Caminar duele. Pensar es como una tortura mental.

Mas sé que un día amaneceré y ya nada dolerá. Volveré a reír porque no es propio de mí los estados catatónicos. Percibiré como el sol calienta mi cuerpo y tendré ganas de bailar hasta que los tacones hagan hoyos en las plantas de mis pies.

Hoy debo sentir todo lo que me pasa para no olvidar que aún puedo sentir mucho, muchísimo, soy una esfera de sentimientos intensos. Y pronto esos sentimientos volverán a ser de un hermoso amor...

Porque el amor atrae el amor, aunque hagan trisas mi corazón muchas veces... jamás perderé las esperanzas.

Y jamás, NUNCA, me perderé a mí misma.

Se viene un nuevo renacer, y recibiré la primavera más linda que nunca.

Al fin y al cabo siempre me tendré a mí misma.

L.E

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