Carta de una Suicida

jueves, 3 de diciembre de 2009

Tú, lector, escrutador de intimidades ajenas, lee con atención.

Si hago lo que me propongo no es porque no tenga más motivos para vivir, todo lo contrario; si hago lo que me propongo es porque el mismo hecho de respirar me agobia. Hace días, meses, incluso años que la idea da vueltas en mi cabeza como los engranajes de un reloj. No puedo hacer otra cosa que pensar en cómo y cuándo hacerlo para que no sea tan impactante, ni menos tan superfluo. No quiero hacer de mi muerte un escándalo. No quiero hacer de mi vida una escena de mártires y héroes incomprendidos por la humanidad (aunque muchas veces sí me siento incomprendida). Sólo quiero terminar de una vez y para siempre con estos pensamientos que no me dejan seguir viviendo. Sí, prefiero morir que seguir viviendo pensando en morirme.
Sé que muchos dirán que soy una estúpida por tomar esta decisión. Más de alguien pensará que es una lástima que una vida tan joven termine de una manera tan drástica. Pero de seguro todo aquel que piense eso no sabe lo que se siente que el aire mismo te asfixie, tanto así que tus pulmones los creas arrugados y tu corazón herido, mutilado por latir a diario.
Si quieres saber porqué ya estoy decidida a llevar a cabo mi cometido deberás leer paso a paso las publicaciones hechas con anterioridad. Sólo si logras sentirme, comprenderme, hallar en ti lo que falta de mí, comprenderás a qué se debe que un día como hoy decida que no habrá un mañana.
Me duele hacer esto, y no por mí, sino por el resto. Pienso en mi mamá, en su angustia, en el grito que lanzará cuando descubra que ya no existo. Pienso en ella y creo que podría arrepentirme y seguir viviendo como ya lo llevo haciendo tanto tiempo. Pero no puedo seguir viviendo por alguien más, no puedo mantenerme en un ciclo muerto- a pesar de que respirar sea parte de él- porque me duele más pensar en ella que en mí.

Quizás ya sea tarde para vivir en un mundo donde las ideas desaparecieron y sólo queda la rutina. Tal vez los ideales mueran conmigo, como el amor murió con Shakespeare y la misericordia con Jesús.

Hasta nunca.

Lady E.
&
No teman, esta carta no es real, sólo es una vaga idea de mi mente.
Quizás es el comienzo de un proyecto. O tal vez una prevención.
LE

0 comentarios: